lunes, 1 de junio de 2009

Aborto

Uno de los temas más irreconciliables entre absolutistas religiosos y personas con un mínimo de salud mental es el aborto. Para los talibanes católicos, un feto es un niño y por lo tanto el aborto es un asesinato en toda su extensión. Incluso he notado que la vida de un embrión es más importante que la de un ser humano adulto. Hace muy poquito se ha publicado la noticia del asesinato de uno de los médicos abortistas estadounidenses más famosos.Y esto no es un hecho aislado, no es el primer médico abortista asesinado a manos de fanáticos. Y esos asesinatos sí que provocan un dolor profundo y real. Quizás hubieran sido amnistiados dejando claro que ellos fueron embriones alguna vez. Así es el fanatismo religioso que te impide diferenciar entre un agrupamiento de células microscópicas y un médico completamente desarrollado.

El caso es que el embrión no sufre si todavía no tiene sistema nervioso, por supuesto es presumible pensar que si no tiene el sistema nervioso bien formado tampoco puede sentir mucho dolor. Por otro lado, la mujer sí sufre si no puede abortar y quiere hacerlo. Y ella sí tiene un sistema nervioso bien formado. En cualquier caso, el embrión no es un niño de la misma forma que el huevo no es un pollo.

El argumento mínimamente racional que podríamos encontrarnos sería la llamada “pendiente resbaladiza”. Sería algo así como “A las 12 semanas no es un niño, ¿y a las 15? Tampoco, vale, ¿y a las 20? Si tampoco lo es, ¿lo es a las 25?” Así podríamos seguir indefinidamente, ya que no existe una línea científica que delimite qué es un niño y qué no. Puede que si siguiéramos bajando por la pendiente resbaladiza acabásemos abortando a fetos de ocho meses y medio. Acabaríamos por darle al nacimiento, el momento del parto, un significado simbólico que serviría de línea divisoria. Que es precisamente lo que hacen los fanáticos religiosos con el momento de la concepción.

El hecho es que hay ciertas líneas morales que define la sociedad para ponerse sus límites. Es posible que pasáramos un mal rato intentando explicar por qué el canibalismo es malo. De hecho, si la víctima ya está muerta y no hay ningún familiar; es posible que no encontrásemos ninguna razón para impedir el canibalismo. Simplemente, nuestra sociedad ha decidido que eso está mal. En una moral laica, lejos de las leyes inmutables e impuestas por Dios, lo que está bien y lo que está mal lo decide la sociedad.

En cualquier caso, el creyente no se preocupa por el argumento de la pendiente resbaladiza, para él solo hay una verdad es que la de su libro sagrado y la de sus representantes de Dios en la tierra. Ellos no tienen que crear imperfectas leyes sociales que delimiten lo que está bien y lo que está mal porque ellos ya han sido tocados por la mano de Dios. Ellos ya saben lo que está bien y lo que está mal. Un feto es un ser humano y punto. Matarlo es asesinato. Tal es el punto que incluso en muchos países del mundo se han prohibido la investigación con células madre porque “matan a niños inocentes” a pesar de que potencialmente pueden salvar miles de vidas (vidas que a ciencia cierta sí existen).

Ahora con la reforma de la nueva ley del aborto me han llegado mails a malsalva con el juego de Beethoven. “La madre tiene tuerculosis y el padre sífilis. Tienen tres niños, el primero ciego, el segundo sordomudo y el tercero con tuberculosis. ¿Habrías abortado si la mujer hubiera estado embarazada?” Cuando tú respondes que sí interiormente lees más abajo que te has cargado a Beethoven.

Existen muchas variantes, lo he visto con tres hijos, con cuatro e incluso con ocho; en la cual a cada uno de los hijos les pasa una enorme desgracia. Muchas páginas de internet pro-vida incluso tienen este juego para que veas lo malo que eres.

Esto es tan inconsistente que no sé por donde empezar a meterle mano. En primer lugar, es mentira. A secas. En cualquie rlugar te puedes leer la biografía de Beethoven y verás que es el mayor, ya que la que nació antes murió, y que todos están sanos. Lo único que encontré fue la muerte de tuberculosis de la madre. Es mentira que Beethoven fuese el noveno de nueve hermanos, cada cual con una desgraica más grande que la anterior y la siguiente (como leí en una ocasión). No sé quién se lo inventó, pero está claro que está hecha a conciencia para engañar.

Dejando esto a un lado, ¿qué pasaría si fuera cierto? Me parece una tremenda idiotez. ¿Acaso existe correlación entre padres sifilíticos y madres tuberculosas con hijos brillantes? Leonardo Da Vinci fue hijo bastardo, y nadie lanza gritos a favor del adulterio. El mundo puede verse privada de genios tanto por el aborto como por la abstinencia del sexo antes del matrimonio. Siendo un poco maliciosos podríamos decir que el aborto es bueno porque si cierta mujer hubiera abortado en 1888 nos hubiéramos librado de Hitler.

El último argumento, mi preferido, es el de decir que el feto es potencialmente un niño y que por eso es un delito impedirle llegar a serlo. La lógica del potencial humano derrocha cobardía intelectual por los cuatro costados. Desaprovechamos potencial humano no cada vez que abortamos sino cada vez que tenemos oportunidad de mantener relaciones sexuales con un individuo fértil. Ese polvo podría haber sido potencialmente un niño. Y si queremos seguir deslizándonos en la pendiente resbalaliza, pues podríamos decir que el hecho de resistirse a una violación equivale al asesinato de un potencial niño.

Por supuesto, las mujeres que hayan sido salvajemente violadas tampoco tienen derecho a abortar porque el niño inocente no tiene culpa. Cada esperma es sagrado.

El País: Asesinado a tiros un conocido médico abortista en EEUU

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